La Ruta Báltica, nuestra primera ruta por Polonia, discurrirá por las localidades y parques naturales que se asoman al mar Báltico, lugares de gran belleza que nos llevarán entre dunas, bosque y mar. Además nos empaparemos de su cultura y aprenderemos mucho sobre los Casubios, antiguos moradores de esta tierra al norte de Polonia. Finalmente, no olvidaremos visitar la perla del Báltico, Gdásnk, una ciudad espectacular. ¿Vienes a recorrer la ruta báltica?
Nos acercamos hasta Polonia desde Berlin y su frontera alemana por la autopista Nº11 para tomar la A6 polaca, un horror porque estaba en construcción y camino de convertirse en autopista. Un largo y tortuoso camino de 5 horas nos esperaba aún tras cruzar la frontera, hasta alcanzar Leba y nuestro destino principal: el Parque Nacional Slowinski.
LEBA
Es una animada localidad turística, llena de bares, restaurantes, tiendas y chiringuitos. La única razón que nos llevó hasta allí fue instalarnos en el camping Nº41 Ambre. Un camping de 4* situado en el pinar que precede la duna y la playa que atrae a los polacos, pero también a los alemanes, como la miél a los osos. Tras tres días de viaje necesitábamos descansar, una buena cobertura de wifi para realizar gestiones y poder cambiar dinero, euros a Zlotis, en algun Kantor. Al menos podemos decir que todo eso lo pudimos hacer en Leba. Y es hora de tomar un primer contacto con la comida polaca, os recomendamos el Restaurante Lebska Chata, un lugar sin pretensiones con servicio simpático y raciones ricas y generosas.
PARQUE NACIONAL SLOWINSKI
El parque, declarado Reserva de la Biosfera desde 1977 se extiende a lo largo de 33km entre las localidades costeras de Leba y Rowy integrado en torno a dos grandes lagos: Lebsko y Gardno. Recorrer en furgo las carreteras del parque fue todo un espectáculo pues los paisajes iban cambiando entre prados cultivados de cereales, amplios y frondosos bosques de pino, dunas …hasta llegar a la misma orilla del mar. Pero el elemento más original aquí son sus dunas, dunas móviles, que se desplazan entre 2 y 10m anualmente. En nuestra visita pudímos ver como estas preciosas montañas blancas deboran el bosque sin remedio.
wydma Lacka, la duna más alta del parque, unos 35m, es todo un espectáculo, por eso es lo primero que visitamos en este espacio natural. Desde Leba en furgo se accede primero al aparcamiento de Rabka(7ZL/h), junto a la torre de observación y el centro de interpretación del parque. Después hay que acceder al parque y pagar una simbólica entrada de 5ZL/persona.
Desde allí aún hay 5km hasta la duna y pueden hacerse dando un espectacular paseo por el bosque, en bici o en Ecotaxi (82Zl /2 adultos y un niño, ida y vuelta) Nosotros quisimos ahorrar tiempo y guardar energías para subir y disfrutar de la duna, así que nos decidimos por el ecotaxi que en 15min nos dejó ante la gran montaña de arena.
¿Qué es lo más espectacular de esta duna? Ver cómo la duna cae sobre el bosque es impactante y pasear entre los árboles que viven ahogados en arena nos hace ver esa otra cara de la belleza triste de la naturaleza. Aun así tenemos que decir que este tipo de paisaje no es desconocido para nosotros, ya que cerca de casa, en la zona de Las Landas, Francia, ya visitamos en otra ocasión la dune de Pylat, la duna más alta de Europa.
¿Qué hicimos allí? Además de hundir nuestros pies en su blanca arena, sacamos fotos, corrimos y nos dejamos caer, contemplamos a los árboles presos en la arena, rodamos como croquetas cuesta abajo, vimos escarabajos saliendo de sus entrañas y entre duna y duna llegamos hasta el mar.
La visita nos ocupó unas tres horas, así que lo mejor es contar con llevar unas galletas y agua suficiente para el camino. En el mismo aparcamiento de Rabka, según nos informaron, dejan pernoctar a las autocaravanas y campers por 40Zl= 10€ la noche.
Coordenadas: N54º 45’ 12.2” E17º 31’ 3.2”
Playa Czerwona Szopa
Para Visitar la parte más salvaje del PN Slowinski y disfrutar de un día de playa en el Báltico nos dirigimos hacia Czolpino donde primero aparcamos en el parking de la playa y tras caminar 1km atravesando un precioso bosque de pinos llegamos a una de las zonas de playa más bonitas de Polonia. Nos quedamos sorprendidos porque la arena del Báltico es blanca y fina. La playa está protegida por el sistema dunar y es ventosa, por lo que los polacos se refugian, al igual que ocurre en la costa de Portugal, tras sendos paravientos. El agua del mar estaba bastante templada y algo muy curioso es que no es un mar profundo, ya que se puede caminar mar adentro durante metros y cubrirte el agua tan solo hasta la rodilla.
Había poca gente bañándose, pero nosotros nos dimos nuestro baño en el Báltico y disfrutamos de la tarde como niños. Justo a la salida de la playa hay un bar donde sirven bebidas y comidas en unas agradables mesas de madera bajo los árboles. Allí acabamos nuestro rato de playa tomando un café.
Parking de la playa: N54º 42’ 50.4” E17º 13’ 36.7”
Antes de caer la tarde decidimos cambiar de aparcamiento y dejar la furgo en el parking de Czolpino, donde se encuentra la otra puerta de entrada al parque cobran 18€) Desde allí nos dirigimos a visitar el faro de Czolpino, Latarnia Morska, a un paseo de 1800m del parking. Merece la pena una vez más pasearse por el corazón del PN Slowinski y después ascender al faro (4Zl/per) para ver las magníficas vistas que se dominan desde allí sobre la costa báltica, la duna Wydma Czolpinska y el bosque.
Parking Czolpinska donde nos permitieron quedarnos a dormir dentro del parque 🙂
Coordenadas:
Parking del faro: N54º 42’ 34.7” E17º 14’ 30.5”
KLUKI
Cuenta la leyenda que los gigantes crearon la región de Casubia y que sus huellas moldearon las colinas y lagos de su paisaje. Casubia se extiende a 100km al suroeste de Gdansk, una región que se caracteriza por ser absolutamente rural.
¿Pero quienes son los casubios? Uno de los pueblos eslavos que ha guardado su identidad e idioma dentros de la gran Polonia. El casubio es hablado aún por unas 50.000 personas y dicen que los polacos apenas pueden entenderlo…Para conocer esta cultura nos hemos acercado a Kluki, un pequeño pueblo a orillas del lago Lebsko, donde visitamos nuestro primer skansen, museo al aire libre de cultura popular.
Allí pudimos ver sus casas típicas con ventanas de colores y tejados de paja y también cómo vivían apenas hace un siglo. En un pequeño puesto en medio de la calle hay un puesto donde venden pan y pasteles, si sois golosos como nosotros no os resistireis a probar la auténtica hogaza de pan casubio y unos ricos pasteles de manzana.
Pero no podíamos abandonar Kluki sin echar un vistazo al lago lebsko, así que nos dirigimos a un aparcamiento a unos 1800m del pueblo para asomarnos por última vez y ver la duna Lacka, el lago Lebsko y el bosque desde una impresionante torreta de madera.
HEL
Para llegar hasta Hel recorrímos los 35 km de la estrecha península que queda al norte de Gdanks. La carretera discurre paralela a la costa encorsetada entre las vías del tren y un carril bici y, al menos en ese momento de ajetreo veraniego, con larguísimas colas. Este antiguo pueblo de pescadores se encuentra en la punta más remota de la península y hoy día aunque conserva algunos edificios originales en la calle ul. Wiejska, como la casa de un pescador del siglo XIX que encontrareis tras el letrero Izba Kaszubska, está absolutamente fagocitada por el turismo y es un lugar de consumo elevado al cuadrado. ¿Qué pintamos nosotros allí?
Nos mueve la curiosidad por conocer el focarium de Hel. Allí pudimos ver focas grises del Báltico en las tres piscinas que contienen una media docena de ejemplares. En realidad no es un zoo, sino un centro dedicado a la protección de este tipo de especies, a la conservación de los fondos marinos y a la investigación, pero aprobechando su localización, justo junto a la playa, se ha vuelto un reclamo turístico y aprobechan la recaudación para obtener fondos. La entrada cuesta 5PLN y merece la pena visitarlo a última hora de la tarde, que es cuando menos gente hay.
Otra visita que no nos ibamos a perder es el Museo de la Pesca. Se encuentra situado en el interior de una iglesia gótica protestante de principios del s.XV espectacular, el edificio más antiguo de Hel. Se divide en tres plantas accesibles con ascensor.
En la primera planta continuamos aprendiendo sobre la cultura casubia, sus embarcaciones, los utensilios que utilizaban para la pesca…en la segunda planta nos pasámos un buen rato con diversos juegos interactivos e incluso un simulador de fuera borda. Antes de irnos subimos hasta la torre para obtener bonitas vistas del puerto y la playa.
En Hel parece dificil aparcar en verano, por lo que optamos por pagar el parking del fokarium (parking 1) ya que se encuentra muy cerca del centro. Por la noche se vacía y el responsable del parking nos dio pemiso para pernoctar allí mismo sin pagar.
Parking fokarium (1): N 54º 36’ 36.2” E 18º 48’ 0.2”
De no haber podido quedarnos en este aparcamiento le habíamos echado el ojo al parking del puerto de Jastarnia, donde habíamos visto aparcadas varias AC.
GDÁNSK
Gdansk es una ciudad con caracter propio, orgullosa de haber sido hasta dos veces independiente, abierta, bulliciosa y repleta de elegantes edificios. Gdansk además es la ciudad del ambar, la piedra semipreciosa que se forma por la fosilización de resinas vegetales y que es típica de las localidades costeras del Báltico. No sería lo mismo pasear por sus calles sin encontrarse con los puestosy tiendas que venden este capricho de la naturaleza.
La zona más bella de Gdansk y que nosotros visitamos con más detenimiento es la Ciudad Principal o Glówne Miasto, fue restaurada tras la Segunda Guerra Mundial y se puede decir que casi recuperó la elegancia de 400 años atrás. Una tarde basta para embriagarse con el animado ambiente de la ciudad y conocer algunos de sus rincones más bellos.
Casi todos los encantos de Gdansk podemos encontrarlos arremolinados en el Camino Real formado por la Calle Larga (Dluga) y el Mercado Largo Dlugi Targ.
Accedemos al Camino Real através de la Puerta Dorada(Zlota Brama),donde no se nos pasaron por alto las 8 estatuas alegóricas que adornan el arco. Pasearse después por la calle Dluga es todo un espectáculo, pararse ante los edificios y mirar embelesados, sacar mil fotos y maravillarse ante su riqueza arquitectónica es algo que no se puede evitar teniendo en cuenta que estamos quizá en la calle más bella de toda Polonia.
Esbeltos y elegantes edificios de color rojizo, ocre o verde se suceden hasta llegar al Mercado Largo, una animada plaza y centro neurálgico de los habitantes de la ciudad, donde encontramos la espléndida fuente de Neptuno, justo junto al ayuntamiento.
De esta fuente, segun cuentan, manó una vez Goldwasser, que en alemán significa “agua de oro” , nombre con el que se conoce al licor típico de Gdansk. La cuestión es que aquella noche Neptuno acabó invadido por una multitud de borrachos que flipaban con lo sortudos que eran y quiza por eso ahora vemos la fuente rodeada por una verja. Hacer una foto de la fuente sin tener mil maniquís delante es misión imposible, pero podeis tomaros una rica cerveza local en cualquiera de los bares de la plaza y contemplar la fuente y su estampa, ese fue nuestro plan.
Salimos a través de la Puerta Verde para continuar nuestro paseo por los muelles de la ciudad, sigue siendo una zona muy animada donde no faltan músicos callejeros y puestos de ambar a porrillo. En los muelles pudimos ver desde la orilla de enfrente el gran edificio de la Grúa de Gdansk o Zuraw, un artilugio del S.XV que servía para cargar mercancías en los barcos. Por ahí hemos leído que podía levantar hasta 2000kg , una pasada. También fue restaurada tras la Segunda Guerra Mundial y ahora es única en el mundo.
Terminamos nuestro paseo por Gdansk visitando la imponente ulica Mariacka, una encantadora calle que enseguida nos embelesó. Es lógico, fue reconstruída tras la guerra basándose en documentos y fotos conservando para su restauración todos los elementos que se encontraron bajo los escombros. Ha resultado una coqueta calle llena de portales que se abren a terrazas, y los sótanos albergan talleres de artesanos del ambar que venden sus creaciones a pie de calle. En nuestra opinión un impresindible en esta visita a Gdansk.
No dejamos coordenadas de aparcamiento, por esta vez, y es que para ser una ciudad grande nos resultó relativamente fácil aparcar a unos cientos de metros del Camino Real, en uno de tantos aparcamientos.
Ya habeis visto cómo nos ha ido por la costa polaca en nuestra Ruta Báltica , nuestros primeros días y toma de contacto con el país… Pero aún nos queda mucho camino por delante. ¿Nos sigue? 😉
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