¿Os apetece conocer Cinque Terre en furgoneta o autocaravana? Os adelantamos que no es tarea fácil visitar en autocaravana este pedacito de Italia, pero siguiendo nuestros consejos sabrás dónde aparcar la furgoneta, cómo visitar los pueblos más bonitos de Cinque Terre y dónde comer al más puro estilo de Liguria. Esta es una ruta entre La espezia y Génova. ¿Vienes a conocer este pedacito de Italia en furgoneta?
Hablar de recorrer La Liguria en furgoneta camper o autocaravana es planificar un viaje a esa encantadora zona italiana que ocupa parte del Golfo de León, está bañada por el dulce mar Mediterráneo y alardea de una generosa gastronomía basada en la harina y la pasta, pero también en el pescado y los productos del mar. Y como dicen los italianos, Liguria “è ancora più”, porque durante este breve viaje de 11 días hemos podido descubrir algunos de sus secretos mejor guardados…Te los contamos, pero… ¡Chisst! ¿Nos los vas a guardar, verdad?
Puede que las Cinque Terre sean los cinco pueblos de colores más famosos de la Liguria, pero te adelantamos que visitar los Cinque Terre en furgoneta, camper o autocaravana es bastante complicado. ¿Porqué? Esta es una zona con una orografía muy particular que se mantuvo aislada hasta los años sesenta y que aún hoy día no hace sencillo el tránsito de cualquier vehículo por sus caminos.
➡Busca siempre un parking, camping o area que se situe cerca del pueblo que quieres visitar, pero a las afueras. Estos pueblos tienen siempre una terminación en forma de embudo,. Si te metes con la furgo o autocaravana, no podrás aparcar en ellos y tendrás incluso problemas para salir de ellos.
➡En general los campings y areas no son baratos, pero son una buena opción en muchos casos.
➡Atraviesa y disfruta de la carretera paisajística «Via delle Cinque Terre» SP670 (Suponemos que tras nuestra visita la habrán arreglado).
➡Aprovecha a comprar productos locales, es muy común encontrar tiendas de pasta fresca o las lonjas donde poder comprar directamente el pescado fresco.
➡Reserva al menos un par de días para visitar los pueblos de colores Cinque Terre. Para ello te recomendamos (a escepción de Monteroso al Mare) dejar la camper aparcada en un camping y recorrer los pueblos de colores en tren. el trayecto en tren entre ellos apenas lleva unos minutos.
➡Te recomendamos comprar ONLINE la Cinque Terre Card, una tarjeta que puedes utilizar para el tren , el acceso a los senderos el parque (sino son de pago) y el transporte público dentro del Parco. Nazionale delle Cinque Terre.
¿QUIERES ESCUCHAR EL VIAJE EN PODCAST? 🙂
Lerici es un pintoresco pueblo turístico que se asoma a la Baia dei Poeti, Bahía de los poetas. Qué nombre tan curioso, pensé…Y comenzaron a desfilar por mis pensamientos algunos poetas universales que podrían haber dado nombre al lugar, pero no, no acerté con ninguno. Parece ser que el novelista británico Percy Bysshe Shelley junto con Lord Byron fueron dos de los grandes que dieron este segundo nombre al golfo de la Spezia.
Shelley vivía en el pueblo de San Terenzo, y murió cuando su barco fue alcanzado por una tormenta. Además, en Portovenere hay una gruta dedicada a Lord Byron, dicen que allí solía nadar.
La Piazza Garibaldi es el centro de la vida del lugar, llena de comercios y restaurantes y muy concurrida desde temprano por una gran cantidad de turistas con cámara en mano.
El paseo nos lleva por los muelles, después ascendemos una larga escalinata colina arriba hasta “il castello”, que domina desde un promontorio el horizonte Mediterráneo. Es el lugar perfecto para tomar unas fotos panorámicas de la bahía.
Descendemos entre casitas de colores por una estrecha y empinada cuesta que nos devuelve directamente a la Piazza Garibaldi.
Coloridos callejones de Lerici.
Pero si queremos comenzar a saborear el espíritu italiano hay que internarse en la Via Cavour.
Tiendas multiproducto, ropa tendida, abuelas sentadas en las escalinatas y un “buon giorno” a gritos desde cualquier esquina nos anuncia que ya estamos en Italia. Es aquí donde hacemos una de las cosas que nos hay que perderse del viaje, comprar pasta fresca “fatto in casa”.
Descansamos y planificamos la siguiente etapa en el Camping Iron Gate Marina 3B, tiene descuento con tarjeta ACSI.
Vistas del camping a orillas del río Magra.
La carretera que lleva hasta Tellaro queda cortada unos cientos de metros antes de llegar a su plaza y hay que desviarse por la carretera que conduce al camping Gianna, que por estas fechas (dos días antes del apogeo de Semana Santa) estaba cerrado. Aparcamos a pie de carretera en línea.
Coordenadas: N44º 3’ 42.5” E9º 55’ 44.7”
Vista panorámica de Tellaro.
Este típico pueblo pesquero de la Liguria con casitas de colores colgadas del acantilado y una iglesia rosada desafiando los embates del mar se ha ganado justamente el título de I Borghi piu belli d’ Italia “Villa más bonita de Italia”. En seguida podemos darnos cuenta de que conserva el espíritu de las Cinque Terre, pero con la calma y el sosiego que les falta a aquellas. No es tan conocido, tan mencionado ni tan fotografiado como “Los cinco».Sí, quizá este sea el secreto mejor guardado de Liguria. No lo vayas a contar, ¿eh?
Vista de la iglesia de San Giorgio, Tellaro.
Comenzamosla visita desde un hermoso mirador al que llegamos tras caminar unos minutos. Desde allí tenemos unas bonitas vistas sobre los tejados de Tellaro.
Descendemos por una empinada y estrecha calle hasta llegar a la Piazza IV de Novembre, que se abre directamente al embarcadero.
Disfrutamos de preciosas vistas sobre las casitas de colores, dispuestas en terrazas y guardando celosamente el horizonte.
Pero las angostas calles de Tellaro guardan aún más secretos, nos dan pistas a cada paso, en cada esquina… y al revisar las fotos sacadas por el camino caemos en la cuenta: ¿Por qué aparecen pulpos dibujados, pintados esculpidos o modelados en las entradas a las casas? ¿Qué significado tiene este animal para Tellaro?
Según cuenta la leyenda un pulpo salvó al pueblo de ser destruído por los piratas sarracenos. El pulpo alargó sus largos tentáculos para hacer sonar las campanas de la iglesia y así avisar a los habitantes. Desde entonces, el «pulpo campanero» es el símbolo de Tellaro y también un plato muy apreciado: “Pulpo a la tellarese”, aderezado con patatas cocidas y aceite de oliva de Tellaro.¡Pobre pulpo, de héroe popular a plato típico!
En una rotonda próxima a Portovenere grandes señales nos “invitan” a aparcar los vehículos en “Il Golfo” un aparcamiento también para campers que cuesta 18€/24h.
Vistas desde el aparcamiento de Portovenere.
Nosotros que llegamos al atardecer nos acogemos al pago fraccionado y por 4€ nos da hasta las 8h del día siguiente. Perdemos el autobús que pasa por delante del parking y decidimos realizar caminando el paseo de 2km que nos separa del centro.
Portovenere es quizá la villa más completa, en cuanto a puntos de interés, que nos ofrece esta ruta de pueblos con encanto en la que sumamos kilómetros y fascinación a partes iguales. Y es que sin dejar de asomarnos a la Bahía de los Poetas, este pueblo que gozó de gran apogeo turístico, allá por los años sesenta, hoy continúa manteniendo un “no sé qué” que embriaga al viajero y lo enamora sin remedio.
La estampa de las barquichuelas meciéndose en el pequeño puerto iluminadas por el reflejo de la Palazzata a Mare, la colorida muralla formada por unas estrechas y altas casas-torre, nos cautiva a primera vista.
Escalinatas que atraviesan la palazzata.
Piazza Giacomo Biasteri, «Martir per la libertá».
Pero si queremos descubrir el verdadero alma de esta villa debemos internarnos en el centro històrico, atravesando su elegante puerta – torrey recorriendo la Vía Capellini.
Vía Capellini.
Esta estrecha y pintoresca calle, flanqueada por gran cantidad de casas antiguas, nos hace retroceder en el tiempo mil años. Abundan los restaurantes y las tiendas de delicatessen, pero nosotros os recomendamos hacer un alto en el nº70 de esta calle, en La Bottiga del Pesto.Y es que nadie puede irse de Liguria sin comprar Pesto a la Genovese, ¿no os parece?
El largo recorrido de Vía Capellini desemboca en un promontorio rocoso donde se alza la iglesia San Pietro, precedida de una coqueta escalinata. El sol se va escondiendo y disfrutamos desde este punto de una bella puesta de sol, de esas que describiría algún poeta…
Hablando de poetas, podemos observar también aquí la cueva de Arpaia, conocida como “cueva de Lord Byron”,donde dicen que este acudía a nadar.
Vistas de la cueva de Lord Byron.
Finalmente, ascendemos una serie de escaleras bajo la queda mirada del castillo Doria, para alcanzar la iglesia de San Lorenzo, del siglo XII y muy bien conservada. Nos encantan sus suelos ajedrezados…
Muy temprano realizamos la ruta de la carretera paisajística “Vía delle Cinque Terre” SP370, por el puro placer de contemplar las vistas de la costa y fotografiar algún pueblo desde las alturas. Ya íbamos avisados y asi la encontramos: la carretera cortada a la altura del desvío hacia Vernazza; en este punto dimos la vuelta y regresamos por donde habíamos venido.
Las Cinque Terre son esos cinco pueblos de colores colgados de los acantilados y desafiándo el mar que ya en 1997 fueron reconocidos como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Estas cinco bellezas, Monterosso al Mare, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore, se encuentran en un entorno privilegiado.
Vistas de la costa y las terrazas del parque natural de Cinque Terre.
Constituyen un parque Natural que es recorrido por una red de senderos muy interesante, se asoman a un área marina protegida y sus valores paisajísticos y culturales son excepcionales. Nosotros hemos conocido rincones de Italia que parecen de película: la costa Amalfitana, los campos de la Toscana, Capri, el valle de Aosta … pero cuando supimos de las Cinque Terre nos dijimos: “las próximas vacaciones nos vamos allí”.
La visita de estos encantadores pueblos nos llevó dos días. Aconsejamos dejar la camper aparcada o en un camping y recorrer los pueblos en tren, ya que los trayectos entre ellos son muy breves y la orografía del lugar hace imposible su acceso de otro modo. Además comprando la Cinque Terre Card, podremos utilizar además del tren el acceso a los senderos(son de pago) y el transporte público dentro del parque Natural.
Es el pueblo situado más al norte, puerta de entrada al parque natural y el único de los cinco con un acceso aceptable para una camper de 6m como la nuestra, por eso lo visitamos con la furgoneta.
Comida de relax en el area camper de Monterosso.
Para la hora de comer entramos en el area camper de Monterosso al Mare, pero quien nos abre la barrera es un cliente. Decidimos coger sitio, acomodarnos y comer. Después de comer, viendo que no llegaba el encargado, llamamos al nº de contacto y el dueño nos dice: “me dispiace, ma é tuto reservato”. Así que recogemos todos los trastos (nunca nos había pasado) y salimos de allí con el código que nos proporcionan por teléfono.
AREA CAMPER DE MONTEROSSO AL MARE: Coordenadas: N44. 15499º E9.65932º
El área es cara, 20€/24h, está al lado de la carretera que desciende a Monterosso, no siempre pasa el bus y queda muy lejos del pueblo como para ir andando (y menos con niños).Y es que no se ven demasiadas opciones para visitar, pero por alguna extraña razón, o cabezonería, descendemos con la furgo y…¡Bingo! encontramos sitio en un parking muy cerca del pueblo.
PARKING CERCANO A MONTEROSO AL MARE: Coordenadas: N44. 14965º E9.65551º (1€/h)
Vía principal de Monterosso.
Monterroso es el más grande y el mejor preparado para el turismo de los cinco. Tiene un magnífico centro histórico medieval, hay que apuntar que el pueblo ya existía en el siglo VII, y un precioso paseo costero. Uno de sus grandes atractivos es la estatua del Gigante realizada por un artista local y que simboliza a Neptuno. No dejeis de visitar la iglesia de los blancos y los negros.
Animado café.
Curioso entramado de casas.
Arcos, pasadizos y callejones de Monterosso.
Interior de la iglesia de los blancos y los negros.
Pernoctamos en Levanto, en el Camping Albero D’Oro. Nos pareció un camping bastante caro para la temporada (días previos a la Semana Santa)y con respecto a los servicios que ofrece. Sin embargo, es una buena opción para dejar la furgoneta aparcada y segura para visitar al día siguiente el resto de pueblos de Cinque Terre. Su mayor ventaja; la estación del tren a 300m.
Camping Albero D’Oro.
Salimos temprano del camping y caminamos hacia la estación para tomar el tren que nos llevará durante todo el día de estación en estación visitando los pueblitos. Por el camino vemos estas bellezas y no pudimos resistirnos a una foto.
Como ya hemos comentado, ha escepción de Monterosso al Mare , el resot de pueblos de colores no pueden visitarse con la furgoneta o autocaravana
En la estación compramos la Cinque Terre Card family. Realmente nos pareció una manera muy cómoda de recorrer el parque natural.
De viaje en tren.
Tras dejar atrás Monterosso, nuestra primera parada fue Vernazza. Esa mañana, al igual que nosotros,decenas de turistas descienden del tren hacia la Piazza Marconi.Está muy animada y es curioso ver como lugareños aún desayunando en alguna cafetería y viajeros se mezclan al abrigo de las coloridas fachadas de la plaza. No hay como sentarse bajo el sol de marzo disfrutando de un buen café y mirando al mar.
Vistas de Vernazza desde el embarcadero.
En una esquina de la plaza asoma la iglesia Santa Margherita d’Antiochia.Posee partes románicas que se muestran por ejemplo en los arcos de medio punto. Las columnas sin embargo son medievales y destacan por ser de piedra negra de «Cabo Mesco». La torre del campanario pertenció en el pasado al sistema de defensa de Vernazza.
Pero para obtener las vistas más bellas hay que subir hasta el Castillo de los Doria (entrada 1’5€). Conserva una torre cilíndrica que se alza sobre una base cuadrangular y está
rodeada de una hermosa terraza con vistas espectaculares sobre Vernazza, la costa y el Belforte.
Torre del castillo de Vernazza.
Vista de los tejados de Vernazza, el Belforte y la costa.
Vista sobre la piazza Marconi y la iglesia de Sta Margherita d’ Antiochia.
Tomamos de nuevo el tren y descendemos en Corniglia, quizá el pueblo más insípido de las Cinque Terre, que encaramado a un gran risco parece escapar del mar.
El tren nos deja en la parte baja del pueblo y para subir hay que ascender por la “Lavardina”; los 377 escalones que comunican la estación con el pueblo. Hacemos pues uso de nuevo de la Cinque Terre Card y tomamos el microbus de línea que nos lleva hasta arriba.
Gente subiendo por la «Lavardina».
Enseguida comprobamos que todas las estrechas callejuelas del casco de Corniglia conducen hacia el mar, pero elegimos el Largo Taragio, el cual recorremos hasta desembocar en una
hermosa terraza que hace las veces de mirador.
Tienda de souvenirs en el Largo Taragio.
Punto final del Largo Taragio.
Disfrutar de las vistas, relajarse bajo el sol y soñar un poco, este es nuestro momento…
Vistas desde Corniglia.
“Próxima estación Manarola”. Atravesamos las callejuelas del pueblo inmersos, esta vez sí, en un gran enjambre de turistas y descendemos hasta el puerto para luego subir a lo alto de la colina, donde se encuentra el cementerio.Lo hacemos por dos razones: Su cementerio guarda enterramientos a la antigua usanza y desde allí hay unas preciosas vistas.
En nuestra opinión, Manarola es el más bonito de los cinco. El pueblo se levanta sobre un acantilado de roca oscura con un gran conjunto de casitas de colores apretujadas las unas contra las otras, como si libraran una eterna batalla por permanecer colgados allí. Este tipo de construcción de casas-torre solían realizarse a principios de la Edad Media para defenderse de los ataques turcos y de los piratas que navegaban por las aguas del Mediterráneo. Nos encantó, que más se puede decir de un pueblo que parece pintado en una postal.
Pero lo más increible de Manarola es que observando con atención se puede ver que el pueblo no tiene embarcadero, por lo que las barcas deben izarse a mano, con ayuda de cuerdas, hasta una terraza superior.
El sendero costero que parte del pueblo, unos metros por debajo del cementerio, nos conduce hasta Punta Bonfiglio, un hermoso y coqueto mirador desde donde también las vistas son espectaculares.
Bancos en Punta Bonfiglio.
Estábamos deseando realizar el archiconocido paseo costero de apenas 20 minutos que separa Manarola de Riomaggiore: “La vía del amore”. Sin embargo, desde 2013 permanece cerrada por desprendimientos. Y ¿Qué tiene de especial este famoso camino? Pues que fue excavado en la roca con pico y pala entre 1920 y 1930 por los obreros que trabajaban en las obras del ferrocarril que unía Génova con la Spezia, y posteriormente, fue el lugar al que acudían las parejas de enamorados para pasearse, de ahí el nombre.
Camino hacia la «Vía del Amore».
Este es el cierre que encontramos en la «Vía del Amore».
Tomamos el tren de nuevo con un regusto a frustración por no haber podido ir caminando, pero el trayecto apenas dura 2 minutos hasta Riomaggiore, así que pronto nos abandona esa sensación.
Vía del tren al borde del mar, Manarola.
El ascensor que desciende hasta el pueblo no funciona, por lo que bajamos a pie hasta la Piazza del Vignaiolo, una lugar lleno de barquichuelas apiladas y lugareños enfrascados en plena conversación.
Dejamos atrás las Cinque Terre con un pequeño empacho de casitas de colores, lo tenemos que confesar, y nos dirigimos a visitar el golfo de Tigullio, donde pasaremos los dos próximos días. Tomamos como campamento base el camping Fossa Lupara en Sestri Levante, un agradable camping con correctos servicios (aceptan la tarjeta ACSI)donde pasamos un par de días bastante tranquilos.
Comienza el día y planificamos dejar la furgo aparcada en el camping, tomar un bus hasta la estación del tren en Sestri Levante, a 2km del camping, y después el tren hasta Rapallo o Santa Margherita de Ligure. Bueno este plan a priori nos parece genial: no movemos la furgo y tomamos el transporte público. Pero enserguida nos damos cuenta de que no es lo ideal. Para empezar salimos del camping y nos cobran 3€ por barba por el autobús que nos lleva hasta la estación, donde hay que sumarle otro tanto de tren.
En la bahía de Santa Margherita de Ligure.
Santa Margherita ofrece la estampa de algo que fue y ya no es. Se nota el turismo ajado de décadas pasadas, cuando la burguesía milanesa paseaba por sus aceras.
Vista de los muelles de Santa Margherita.
Pero no queda de aquello nada más que alguna que otra calle con encanto propio, como la Vía dell’ Arco y el agradable paseo por el puerto lleno de cafés. Los edificios son un quiero y no puedo de esos con falsas cornisas y colores un tanto deslavados, aunque finalmente, hay que decir que en su conjunto guardan cierto encanto.
La verdad es que sí que hay algo que no debemos perdernos de hacer en Santa Margherita: comprar pescado directamente a los pescadores en las lonjas. Vimos descargar el pescado delante de nuestras narices y, tal como los ratones siguen el olor del queso (imaginadlo en plan dibujos animados) nosotros seguimos a las carretillas que cruzaron la carretera para llegar desde el muelle hasta las lonjas. Allí nos metemos con intención de llevarnos la cena a la furgo.
La lonja en plena actividad.
Aunque las “Gambas Rojas” son uno de los productos típicos del mar de Liguria, se pescan desde 1900 y es el producto local por excelencia, nos fijamos en «Los Moscardini», un tipo de pulpo enano que usan para las ensaladas, y finalmente,no sabemos muy bien porqué, nos decidimos por unos salmonetes que nos dicen… ”cómeme”.
Parking para autocaravanas, de pago junto al estadio.
Nosotros aparcamos en la vía de debajo que se ve en la foto. Es una vía cortada y el aparcamiento es gratuito. COORDENADAS: N44. 33627º E 9.19564º
Tenemos la parada del bus muy cerca del estadio, así que decidimos tomar el bus hasta el centro y desde allí hasta Portofino. Es entonces cuando nos enteramos por boca de dos viejecitas que los billetes de bus si se compran en el kiosco salen a mitad de precio. ¡Porca miseria! Buscamos el kiosco compramos los billetes y nos montamos en el bus. En el centro de Santa Margherite cambiamos de bus, pero el billete nos sirve para una hora y media, así que no hay que gastar más.
El trayecto hasta Portofino es de película. Un minibus, algo más grande que nuestra furgo, lleno como una lata de sardinas, recorría a toda velocidad el estrechísimo carril por el que además
podíamos encontrarnos un vehículo de frente… ¡Ni se os ocurra aventuraros por esas carreteras con vuestras campers!
Este pequeño pueblo pesquero tan querido por alemanes, británicos y norteamericanos es desde mediados del siglo XIX uno de los destinos turísticos más exclusivos del mundo; y es que, muchos de sus bellos rincones están impregnados de ese glamour que atrapa al viajero y lo conquista sin remedio.
Para disfrutar de Portofino no hay como pasearse y observar la vida que se desarrolla en la “Calata Marconi” y el muelle, donde conviven gran cantidad de barcas de pesca y algún que otro gran yate de lujo.
Además, a sus muelles se asoman una gran cantidad de tiendas y restaurantes, todo muy chic. Pero por lo que nos vemos realmente deslumbrados es por el colorido reflejo de la Palazzata en el agua y la gran animación que se respira en la Piazza Martiri Olivetta.
Vistas de la Piazza Martiri Olivetta
Tiene una curiosa mezcla de lugareños y turistas, todos sentados en las terrazas al sol, un encanto que hace que nos dejemos arrastrar y acabames comiendo en la Pizzeria El Portico, donde degustamos algunas especialidades locales, como pez espada marinado.
Tras la comida damos un paseo a lo largo de los muelles y después ascendemos por un precioso sendero que nos lleva hasta el Castillo Bronw (5€/adultos y niños gratis).
Vistas del promontorio sobre el que se alza el Castillo Brown.
El castillo fortaleza de Portofino (siglo XVI) es hoy un elegante edificio del cual no quedan sino pequeños detalles de lo que fue. El interior apenas conserva una preciosa estufa y los enrejados y azulejados de la época.
Interiores del Castillo Brown.
Pero su mayor encanto es la terraza, rodeada de un hermoso jardín mediterráneo desde el que se obtiene la vista más bella de Portofino y la costa.
Terraza del Castillo Brown.
Tras haber pasado un par de días en el camping nos despedimos y nos ponemos de nuevo en ruta. Pero no queremos irnos de Sestri sin visitar el pueblo. El encargado del camping nos insistió mucho en que era bello, y nosotros nos dejamos aconsejar.
Sestri levante nos sorprende gratamente. Encontramos un lugar lleno de vida, comercios, restaurantes…
Es sábado y nos sumergimos de lleno en el mercado semanal: ropa a precios interesantes, artesanía, productos locales…Además, el tiempo casi veraniego hace que la escasa franja de arena que bordea la Baia del Silenzio se encuentre completamente abarrotada de gente tomando el sol.
Realmente hubiera sido una pena que nos hubiéramos ido sin verlo… Y sin haber disfrutado de sus geniales gelati artesanali.
Por la tarde visitamos Camogli un encantador pueblo pesquero que aunque en un principio no formaba parte de nuestra lista de visitas, lo descubrimos por casulidad y lo incluimos disfrutando de esa libertad que te da viajar en camper y administrarte el tiempo y las visitas. Vamos un “yo me lo giso, yo me lo como” al estilo viajero.
Tras comprobar que el parking de autocaravanas más cercano, situado en Rocco, está a tope, decidimos aparcar en Recco, a 2km de Camogli, y tomar un autobús
Realmente este pueblo de pescadores es la perla del Golfo Tigullio. Se asoma al mar en el extremo límite del Golfo Paradiso y es de una gran tradición marinera. Cuando los hombres salían a navegar con los veleros, las mujeres administraban el patrimonio familiar y cuidaban de los hijos. Los colores de los hermosos y altos edificios de esta aldea de pescadores, “Ca de Muggé”, casa de las esposas, se refleja en las aguas del puerto que está cercado en parte por pasadizos y galerias formadas por arcos medievales.
En su pintoresco puerto atracan los gozzi, barcos o buques pesqueros, tradición que continúa gracias a la cooperativa de pescadores.
En un extremo del puerto, semioculto por la belleza de las casas, se encuentra el Castillo Dragonara (Siglo XII), un antiguo fuerte sarraceno que conserva un gran torreón cuadrado.
Pasearse por la Vía Garibaldi llena de cafés y pastelerías es toda una tentación y claro, si sois golosos como nosotros caeréis.
Caeréis y compraréis los exquisitos Camogliesi, uno dulces típicos del lugar hechos con pasta choux y rellenos de crema pastelera al ron…pero con mucho ron, ¿eh?
Estad vigilantes porque solo pasan tres autobuses al día, no vaya a ser que los perdáis. Nosotros regresamos a Recco andando, podeis imaginaros el
porqué, ¿verdad?
Pernoctamos en el parking para autocaravanas de Rocco, que por la noche se había desocupado.
Coordenadas: N44º 19’ 58.08” E9º 9’ 55.76”
Esta es la última parada de nuestro viaje por Liguria. Es una ciudad que ya conocíamos, pero teníamos un recuerdo bastante negativo de ella. Bueno, se puede decir que nos hemos reconciliado con ella por completo.
Visitamos Génova en un par de días y nos enfrentamos a muchos interrogantes: ¿Dónde aparcamos la camper? ¿Cuáles son las visitas imprescindibles para dos días? ¿Qué hacemos con el niño para que no se aburra? ¿Dónde comemos sin romper el presupuesto de viaje?…Si os apetece terminar este viaje y descubrir Génova en 2 días PINCHAD AQUÍ.
INFORMACIÓN DE VIAJE:
http://www.visitgenoa.it/es/homepage
Nos ha parecido muy interesante esta entrada, dado que también estamos planeando una escapada por la zona con niños. Un saludo.
Grancias Carmen, bienvenida al blog.
[…] vuestra idea es acceder en caravana o furgoneta a Cinque Terre podéis leer este post de Furgobidaiak que es bastante […]