Este es un viaje por la costa del mar Egeo en furgoneta camper, o si lo prefieres en autocaravana, por algunos de los destinos más desconocidos de Turquía. Un relato auténtico de un viaje que nos llevó hasta los rincones más remotos de Turquía.
En esta ruta, el yacimiento de Éfeso y su famosa Biblioteca de Celso es la visita imprescindeble. Sin embargo, nos aventuraremos por la costa para llegar con nuestra furgo a los lugares más bellos y desconocidos de Turquía: La bulliciosa península de Bodrum y la remota península de Datça. Cruzaremos andando a la isla de los Conejos; nos bañaremos en las heladas aguas del río Azmak y finalmente, alcanzaremos la antigua ciudad de Knidos, fundada por los griegos. La aventura nos espera en todos estos lugares que te harán soñar con un viaje a Turquía con tu autocaravana. ¡Vámonos a descubrir otro pedazo de Turquía!
Éfeso es una de las ciudades en ruinas más bellas que hemos conocido y también una de las más completas que se conservan tras 150 años de excavaciones. En sus orígenes fue una ciudad griega en la que se rendía culto a Cibeles, diosa madre de los anatolios, y fue con el dominio de los romanos cuando tomó auge convirtiéndose en el puerto principal del Mediterráneo.
No es un yacimiento muy grande, ya que suma unos 3 km de recorrido, pero tiene maravillas a cada paso. Cuenta con un hermoso teatro excavado en la ladera, el templo de Adriano y la puerta de Hércules. Pero sobre todo, no hay que perderse la gran biblioteca de Celso, la tercera más grande de la antigüedad tras las de Alejandría y Pérgamo, diseñada para proteger los pergaminos de los cambios de tempertura y la humedad. Algo que tampoco debemos perdernos en esta visita son las casas adosadas; siete casas romanas muy bien conservadas. Por último, tampoco olvidéis echar un ojo a la calle del puerto, vía Arcadia.
Para disfrutar de la visita a Éfeso os recomendamos entrar por la puerta inferior del yacimiento, y mejor hacia las 18’30 horas de la tarde. ¿Porqué? De esta manera evitamos las horas de calor y también esquivamos a los grupos de cruceristas. La verdad es que pudimos ver el yacimiento muy a gusto y con poquísima gente.
Si tenéis más tiempo para estar por la zona nosotros os recomendamos que paséis por Selçuk, para visitar el museo de Éfeso, donde se pueden ver objetos de las casas adosadas: balanzas, joyas, monedas…
Para pernoctar con la autocaravana o camper cerca del yacimiento de Éfeso os recomendamos Derely Camping, donde nosotros decidimos pasar la noche. Tiene una zona muy arbolada, con bastante sombra y además da a una zona limpia y cuidada de la playa de Pamucak. Nos resultó un camping agradable donde pasar la noche y estar en plena playa para darnos un baño. Los sanitarios son básicos, pero correctos.
A pesar de todo, llegar a Didima al anochecer no fue tan mal plan, puesto que pudimos comprobar en primera persona cómo este apacible lugar se transforma y vibra con la caída del sol. Salta a la vista la diferencia entre los locales, unos muy exclusivos y dirigidos al turismo; otros, más sencillos, abiertos por y para los turcos. Nosotros, que a estas alturas del viaje ya nos sentimos un poco turcos, nos buscamos un lugar para cenar único: la plaza al descubierto frente al shoping center de Didima. Es una plaza cuajada de mesas donde poder sentarte a la fresca de la noche. Alrededor 4 puestos de venta: comida (pide, gozlema, durum…) bebidas, helados y dulces. Da igual lo que comas, puedes usar las mesas para sentarte y cada vendedor te cobrará lo suyo. Allí cenamos a la turka por muy poco dinero y quizá uno de los mejores dürums que probamos en nuestro viaje por Turquía.
Pero no venimos hasta Didima tan solo a disfrutar de la noche. Visitar su yacimiento arqueológico es otra parada obligada en este viaje por Turquía y la costa del Egeo en furgoneta camper. Aprovechamos las primeras horas de la mañana, que son las mejores, para disfrutar de este majestuoso yacimiento.
Didima no fue una gran ciudad pero su impresionante templo dedicado a Apolo fue el segundo más grande de la antigüedad, después del de Artemisa (Efeso). El oráculo de Delfos, que ya visitamos en un viaje anterior a Grecia, era el único que superaba en importancia al oráculo de Apolo de Didima, un lugar grandioso en el que uno se siente pequeño y se encuentra abrumado ante construcciónes de miles de años.
Muy cerca del yacimiento encontramos un parking gratuito donde poder aparcar y pernoctar antes de la visita al templo.
La península de Bodrum fue originalmente poblada por emigrantes lelegios, procedentes de la Grecia continental, siendo en la antigüedad Myndos, la actual Gümüʂlük, una de sus ocho ciudades más importantes.
Hoy día la península de Bodrum es una auténtica devoradora de turismo, tan sólo algunos de los molinos que guardan sus colinas nos recuerdan un pasado más agrícola. Tiene una costa preciosa, pero copada de grandes resorts y playas de tumbona y sombrilla previo pago. Es lo que vemos, más de cerca, en nuestra primera parada: Türkbükü. Un largo paseo naútico recorre la costa desde el muelle, donde atracan lujosos yates, hasta la selecta playa copada de sombrillas y pérgolas frente al mar. Paramos por curiosidad, pero la visita nos duró lo que una limonada en uno de los chiringuitos, porque ésto no va con nosotros y seguimos en ruta en busca de otro plan.
Aparcar es tarea ardua en este pueblo, pero a la entrada encontramos un parking vigilado.
Gümüʂlük es un coqueto pueblo de pescadores con media docena de restaurantes junto al mar que, a pesar del turismo que todo lo contamina, se ha podido conservar gracias a que se asienta en los alrededores de la antigua ciudad caria de Myndos y desde hace décadas es una zona arqueológica protegida. Frente a su costa, a pocos metros, se encuentra la isla de los Conejos, alrededor de la cual se esparcen los restos de la antigua Myndos bajo el mar.
¿Qué hicimos? Nuestro plan fue cruzar andando hasta la isla de los Conejos siguendo un paso natural del cual los lugareños dicen que el agua llega siempre hasta la rodilla. Además, nos dimos un baño junto a la isla de los conejos para ver los restos submarinos de cerca con la máscara y escudriñar un poco los fondos marinos llenos de posidonia. No hay que olvidar llevar calzado adecuado, como sandalias de río, y el equipo de snorkeling.
Después el lugar invita a sentarse para comer en uno de los restaurantes adornados con calabazas pintadas con mesas y sillas junto al mar y degustar platos de pescado. Nosotros estuvímos en el Restaurante Arriba, muy coqueto, con platos exquisitos, pero de cantidades escasas.
Bodrum, la antigua Halicarnaso, es hoy una chillona y animada ciudad llena de restaurantes y tiendas para satisfacer a las hordas de turistas en viajes organizados. Su muelle está cuajado de lujosos yates, así que por sus coquetas calles se pasea la flor y nata turca… Pero como Bodrum ya la conocemos de un viaje anterior, os contaremos que si algo merece la pena es sin duda una visita a su castillo. El catillo de San Pedro, construido por los caballeros Hospitalarios (S. XV) y donde sus almenas nos brindan unas magníficas vistas, alberga el Museo de Arqueología Submarina, un imperdible. A nosotros lo que más nos gustó es la magnífica colección de ánforas que exhibe; todas recuperadas de algunos hundimientos de la costa sur.
Akyaka fue uno de esos lugares que no llevábamos en nuestra lista de viaje y descubrimos por casualidad. Situada en el golfo de Gókóva y protegida por grandes montañas Akyaka es una localidad costera donde el turismo no ha acabado con la belleza y la esencia del lugar, ya que este pueblo de pescadores conserva aún una buena cantidad de casas de madera de estilo otomano y un carácter propio.
Desde el pueblo se pueden contratar excursiones en barco que te conducen por los canales del río Azmak (Kadin Azmagi) que arrastra unas fuertes corrientes de agua helada que brotan del subsuelo. Es justo junto al río donde encontramos un lugar fresco para acampar a la sombra de unos eucaliptos. Desde allí, un camino nos conduce hasta el pueblo por la vera del río Azmak donde vamos viendo los diversos puntos de baño donde las familias turcas disfrutan del frescor.
El pueblo tiene una animada playa, ideal para los deportes de viento y acuáticos. Sus calles están concurridas, pero sin llegar a ser agobiantes y están llenas de tiendas y restaurantes que han sabido ganarse el paladar de los turistas, en su mayoría del país. Así nos ocurrió a nosotros, que cenamos unos estupéndos iskender kebab en Tarihi Akhisar Köftecisi .
Muchas maravillas habíamos leído sobre esta preciosa cala, sin embargo no sabíamos que había que pagar 50LT por entrar a este exclusivo pedazo de costa. No sucumbimos ante tal tentación y decidimos cambiar de planes e instalarnos por un rato en una cercana zona de acampada libre, aunque resultó estar bastante sucia así que decidimos parar a darnos un baño y seguir camino.
La peníndula de Datça es un auténtico paseo entre olivos, pinos y almendros, por eso uno de los grandes manjares de esta región es la miel, miel de pino en particular, aunque también de tomillo y flores. Su principal lugar turístico es Datça, una coqueta bahía que de noche vibra con sus restaurantes junto al puerto repletos de turistas, algunos llegados de los lujosos yates atracados en el mismo puerto. Si se busca comer pescado, éste puede ser un buen lugar, aunque los precios en los restaurantes se encarecen por momentos. Nosotros nos desviamos hacia un callejón y un local mucho más modesto donde una familia trajina sin cesar ofreciendo sus platos preparados en casa. En Uysal café degustamos unos de los gozleme más ricos de nuestra ruta en furgoneta camper por la costa del Egeo.
El camping que se asoma a la playa Taslik (Taslik Plaji), Datça Beach Camping, resulta ser un buen campamento base para explorar la península. Tiene unos servicios muy cutres y una polvorienta zona de camping que compensa con una zona de cesped, tumbonas y ducha en la misma playa. Desde el camping hay un agradable paseo que en 5 minutos nos conduce hasta el muelle y zona de restaurantes.
Además, junto al camping hay una especie de lago natural de aguas termales que brotan del fondo ardiendo, a pesar de que la superficie está helada. Es un lugar público, de acceso libre y gratuito, donde los lugareños acuden a darse su baño matinal saludable. Nosotros tampoco podíamos faltar a esta cita y pasar toda una mañana de auténtico relax.
En el camping, nuestros vecinos de parcela nos cuentan sobre las maravillas de Knidos, un yacimiento arqueológico que muestra los restos de una antigua ciudad portuaria fundada por los dorios, una de las tribus de la antigua Grecia. Nos pica la curiosidad y allí que nos vamos (otro lugar que no estaba en nuestros planes). La carretera a partir de Datça se vuelve serpenteante y estrecha, donde siempre es buena idea parar en uno de tantos puestos de venta de la cotizada miel de Marmaris y compar unos tarros. Dicen que la producción de verano está ya vendida para octubre.
La bahía de Knidos se encuenta cerrada a la circulación, así que hay que aparcar en el parking del museo y pagar 14 LT. Nuetro plan: esperar a que bajase el sol dándonos un chapuzón en su pequeña playa para después pasearnos entre las evocadoras ruinas de Knidos.
El lugar está hecho añicos y aun así es capaz de transmitir la immensidad de la gran ciudad que fue en otra época. En nuestro camino encontramos un templo circular dedicado a Afrodita, con varias iglesias, un reloj de sol y un magnífico teatro romano. Lo más espectacular, sin duda, es ver desde la cima cómo las ruinas alcanzan el mar.
Knidos está en la punta de la península de Datça, es un lugar aislado y remoto donde termina la carretera y comienza la immensidad del mar. Nuestra ruta por la costa del Egeo en furgoneta camper toca a su fin y nos deja las increíbles vistas de esta antigua ciudad griega. ¿Te apetece descubrir más destinos así con tu autocaravana? ¡La ruta continúa!
Me fue muy util