Situada a unos 35km al noreste de Burdeos, Saint Emilion nos ha quitado la respiración. La torre de su gran campanario gótico anuncia desde la lejanía, rodeada de viñas, esta villa que tantos tesoros culturales, paisajísticos pero también gastronómicos guarda. Hay que respirar el ambiente en sus calles, Business del vino en estado puro; y es que recorrer sus empinadas y encantadoras callejuelas medievales sin hacer un alto en ninguna de las numerosas vinotecas que lo jalonan es todo un logro. No hay espacio para el aburrimiento, su numeroso e interesante patrimonio monumental y paisajístico sacia al más desganado turista
…Y es que no en vano, Saint Emilion ostenta el título de Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1999. Y por si fuera poco, a escasos días de la celebración de las votaciones de los franceses por su pueblo preferido, esta encantadora villa ostenta el sexto lugar de la lista. Nosotros lo tenemos claro, votamos por Saint Emilion.
El lugar idóneo para aparcar las furgonetas y autocaravanas en este pueblo sembrado de turistas a la caza del buen vino es el aparcamiento situado en el Espace Gaudet, al lado de las pistas de tenis.
GPS: N 44º 53’ 47.1”
O 0º 9’ 26.1”
Pero, ¿Qué se visita en Saint Emilion? Visitar no es pagar entrada por ver un monumento y ya está, por eso hemos realizado una lista de10 «imprescindibles» que uno debería disfrutar, si se decide a conocer esta increíble villa medieval:
es el modo más antiguo y más efectivo de conocer un lugar. A estas alturas ya sabemos que para sentir y hacer tuyo un lugar cuando se viaja no basta con visitar la iglesia de turno, tomarte un café en la plaza del pueblo y salir corriendo. La esencia se encuentra paseando, pero sobre todo deteniéndose y observando la vida pasar. Comenzar la visita por laRue de la Cadène es empezar pisando fuerte, pues aquí se encuentran la Puerta y casa de la Cadena (La Porte et Maison de la Cadène)
La Porte de la Cadène
La Porte de la Cadène –Chaîne en francés- del latín “cadena”, es la única puerta interior de la ciudad que en su momento debió permitir separar socialmente la población de la parte alta de la ciudad(los religiosos) de la parte baja (el pueblo laico),gracias a una cadena de la cual no hay restos hoy día.
Maison de la Cadéne
Esta preciosa casa del siglo XVI conserva aún la fachada con vigas de madera, y es el único resto de casa medieval en Saint Emilion.
Si continuamos calle abajo caminando por el tortuoso empedrado, no será fácil sortear los numerosos establecimientos de venta de vino que jalonan la empinada cuesta, sin pararse y entrar en alguno de ellos. Y es que el Busines del vino es la actividad que atrae al 80% de los turistas que visitan este paraíso entre viñas, quedando reservado el otro 20% para los amantes de la historia, cultura y arte.
En breve encontramos la Halle du marché, es lo que antiguamente hacía de plaza de mercado cubierta que se utilizaba sobre todo para el comercio del grano. Además, este edificio albergó el ayuntamiento desde el siglo XVIII hasta 1902.
La antigua plaza del mercado, hoy Place de l’église monolithe concentra gran parte del ambiente turístico gracias a las tiendas y los restaurantes que se enclavan en esta pequeña plaza.
Vistas de la Place de L’ église monolithe desde la Place du Clocher
Place de L’église monolithe
La Place de L’ èglise monolithe toma el nombre precisamente por albergar bajo tierra, una iglesia monolítica que se abre a esta plaza.
Unos metros más adelante continuamos por la Rue de la Petite Fontaine y la Rue de Grande Fontaine, donde encontramos dos coquetos lavaderos, uno pequeño y otro grande respectivamente y tal y como indica el nombre en francés. Llaman la atención los sotechados con unos tejadillos asentados sobre vigas de madera muy bien conservados.
Lavadero pequeño
Estos lavaderos públicos acondicionados en el siglo XIX se alimentan del mismo manantial, que según la leyenda, hizo surgir en la ermita el santo Emilion en el siglo VIII.
Estos lavaderos contribuyeron a desarrollar la vida social de las mujeres, para las cuales suponía el único momento de ocio, fuera de casa, donde podían charlar e intercambiar impresiones con vecinas y amigas. Así pues, los lavaderos ofrecían un verdadero espectáculo cuando las lavanderas venían y lavaban la colada.
Remontamos el pueblo por una de tantas Rue des Tertres, pero que significa Tertre?
“Le Tertre” , en el diccionario reza como “montículo”, pero en Saint Emilion es un termino específico para designar las calles peatonales empinadas y con un pavimento caótico.
Es una palabra que aparece asociada a varios nombres de calles de esta villa: Tertre de la Tente, Tertre des Vaillants, la Tertre de la Cadéne y la Tertre de la Porte de Saint-Martin. ¿Por cuál os apetece subir?
Ya sé que podría aconsejaros tomar un estupendo vino Saint Emilion Cru o Grand Cru, pero ya sabéis, nos gusta salirnos del tiesto, así que en un día lluvioso como el que nos tocó a nosotros os vamos a recomendamos tomar un café Viennoischocolat Viennois Chez Germaine, instalado en la Place du Clocher. Como acompañamiento podríais comprar unos macaron– dulces típicos de Saint Emilion-Pero no cualquiera, os aconsejamos comprarlos de Nadia Fermiger,que pueden adquirirse en el nº 9 de la calle Guadet o donde lo hicimos nosotros, en el convento Les Cordeliers; o porque no, también podéis probar los conocidos Canelé originarios de Burdeos, no os lo penseis dos veces, los que venden en una pastelería de la cadena “Lemoine”, en el nº9 de la Rue de Clocher, son exquisitos. Aunque siempre os puede surgir la duda y encontraros ante una batalla de canelé versus macaron.
Canelé
Macaron
Pero esta villa tiene un magnífico patrimonio monumental que no podemos dejar de conocer, por eso nuestro tercer paso nos guía hacia la iglesia Colegial -L’église Collégiale-¡una de las más imponentes de La Gironde, donde podemos visitar su interior y hermoso claustro de manera gratuita.
Situada en la parte alta de la ciudad, esta iglesia construida entre los siglos XII y XV, fue fundada por los monjes para ser destinada a funciones de convento, pero con el tiempo terminó siendo colegiata. Como testigo de diversas modificaciones, los estilos románico y gótico conviven en el interior de la iglesia, pero también en su claustro.
Pórtico de estilo románico.
Imagen de la virgen con el niño en brazos.
A la entrada encontramos un hermoso tronco en el que según la tradición, se clava una chincheta para…,no me quedó muy claro si era para expiar los pecados o para pedir un deseo… Yo por si acaso la clavé.
Interior de la colegiata.
Interiores del claustro.
Caminando hacia la entrada del pueblo encontramos nuestro suiguiente visita:
El Palacio Cardenal- Le Palais Cardinal. No queda en pie más que una vistosa pared en piedra de lo que fue este magnífico palacio del siglo XII, antiguamente integrado en los muros de la ciudad y situado en el antiguo acceso principal de la villa, la puerta Bourgeoise-Porte Bourgeoise.
Pero si nos alejamos más de la villa nos encontraremos con uno de los vestigio que nos recuerda seguramente la guerra más largas librada en Europa, la guerra de los cien años.Esta larga batalla librada entre franceses e ingleses,hizo que el elegante convento dominicano del siglo XIII que comprendía iglesia, claustro, sala capitular y campanario terminara reducido a esa solitaria pared que nos recibe tras rebasar el cartel de carretera de Saint Emilion.
Ya desde la lejanía se nos clava la vista en los dos picos más notables de la villa, La torre del Rey-Tour du châteaudu roy- y el campanario gótico de la iglesia monolítica.
La torre fortificada- donjon en francés- fue construido en el siglo XIII y a excepción de eso todos los datos que la rodean son misteriosos. No se sabe quien la mandó construir ni con que fin. Hoy día ofrece a los turistas unas de las mejores y mas bellas vistas de la villa y sus alrededores por 1’50€.
Torre del Rey
El campanario gótico por su parte, entre los siglos XII y XVI, fue construido justo encima de la iglesia monolítica, descargando en ella todo su peso. Subiendo sus 196 escaleras alcanzaremos a disfrutar unas bellas vistas que rivalizan con las que nos ofrece la ya mencionada Torre del Rey.
Campanario de la iglesia monolítica
Este precioso claustro de visita libre y gratuita es el vestigio del segundo monasterio establecido por los monjes Franciscanos en el siglo XIV, ya que el primer convento se encontraba situado en las afueras de la villa.
Si nos acercamos hasta allí, además de admirar su bello claustro podremos pasearnos por su jardín, visitar su iglesia(lo que queda de ella), o degustar un “Cremant de Bordeaux”,vino
espumoso, blanco o rosado, elaborado en las bodegas subterráneas existentes bajo la antigua capilla.
Capilla y puerta de acceso a las bodegas.
Aun así, no podemos dejar de dar nuestra sincera opinión. La visita al claustro es obligada por la belleza del monumento y por el lugar que despide paz y encanto; lo suficiente como para meterte allí solo por dar un paseo y disfrutar de su tranquilidad. Sin embargo la degustación del vino nos pareció muy cara, a partir de 6€ la copa, y el trato por parte del personal nos resultó algo interesado. «Si consumes eres bienvenido, sino un zarrapastroso». Ya nos dimos cuenta, el claustro es el gancho.
Si sois amantes de la historia, el arte, los monumentos, la antropología… conocer su iglesia monolítica, las catacumbas y la ermita de Saint Emilion ,sin duda un patrimonio escondido único en Europa, es una de las visitas culturales que nadie debe dejar pasar.
El ticket de 7’50€ se obtiene en la oficina de turismo y la visita guiada, de unos 45 min de duración, generalmente comienza en la puerta de acceso a la ermita excavada que se abre a la Place de l’église monolithe, en el momento de nuestra visita en obras
La visita comienza con el relato de la vida y milagros del santo de la villa, y por ello la ermita es el primer lugar visitado-L’ermitage d’Emilion-.
Posteriormente, se pasa a la capilla de la trinidad donde hay unos espectaculares frescos que adornan el abside y sobre los que el guía da profusas explicaciones y hace interpretaciones religiosas.
Más tarde, a través de una puerta (tamaño Hobbit)de madera e incrustada en la piedra excavada, entramos a la iglesia troglodita. Aunque lo primero que observaremos serán las catacumbas, pues en el siglo XVI los pudientes, los religiosos y los niños(estos últimospor considerar sus almas puras) fueron enterrados allí. De aquellos enterramientos han quedado una gran cantidad de tumbas antropomorfas excavadas en el suelo de la iglesia-cueva. Llegamos a la cavidad principal de la iglesia donde las medidas son tipo Gulliver, digamos que citamos continuamente una «iglesia» pero el tamaño se corresponde más al de una catedral. El único motivo para haber realizado un templo así bajo tierra, del que apenas se conservan alguna que otra pintura y sendos serafines incrustados en la bóveda, es el escaso presupuesto que tenían para la obra. La visita nos dejó un gusto amargo por el hecho de no poder sacar ni una sola foto del lugar.
Pero no nos vamos a ir de esta villa- Meca del vino de la región- sin conocer sus extensos viñedos, Châteaux y domaines-fincas de producción vitícola- Para ello, la mejor opción, y que además encantará a los niños es tomar el tren de los grandes viñedos- Le train des grands vignobles.
Parte de un pequeño quiosco que hace las veces de billetería y que está instalado cerca de la iglesia colegial. El paseo en tren dura 35 min durante los cuales se pueden escuchar en francés e inglés parte de la historia de la ciudad, sus monumentos, las bodegas y el tipo de vino que se produce, pero sobre todo, sobre las 19 fincas productoras de vino de la denominación de origen Saint Emilion Cru y Grand Cru.
Además, este paseo nos brinda la oportunidad de admirar la belleza paisajística que rodea la ciudad.
Pero hay algo que no os hemos contado, este fin de semana, largo finde del 1 de mayo, se celebran las jornadas de puertas abiertas en toda la zona, y no podemos irnos sin visitar una bodega-cave en francés- y degustar alguno de sus caldos.
Entrada a Le Manoir Galhaud
Seguimos a nuestro instinto, basado en no meterse allí donde hay demasiado turista. Nos gusta lo alternativo, así que nos arriesgamos a visitar una cave familiar que se encuentra en la Place du Chapitre et des Jacobins; se trata del Manoir Galhaud, una finca construida en el siglo XII junto a las murallas, que durante 3 generaciones se ha utilizado para la producción de vino. El fundador de esta casa en 1901 fue Leon Galhaud , pero hoy la tercera generación de la familia, Jean- François Galhaud, trabaja junto a su esposa y ha reorientado la producción de sus vinos a la exportación. los vinos de las variedades Saint Emilion Grand Cru y Burdeos producidos en esta finca se comercializa bajotres nombres: La Rose Brisson, Moulin Galhaud y Château la Haute Rouchonne.
Descendemos atravesando un largo tunes que linda con las murallas hasta llegar a la puerta de entrada de las bodegas.
Entrada a la bodega excavada.
Un lugar más que interesante, escavado en la propia piedra y con las barricas organizadas por tipo de vino.
La entrada era libre y gratuita, y tras pasearnos por sus curiosas bodegas organizadas mediante placas con nombres de calles de Saint Emilion, después, se podía optar por realizar
una cata de vinos y finalmente pasar por “tienda”.
Más información en:
Manoir Galhaud
Si os gustan los vinos y disfrutáis conociéndolos la casa del vino, situada en el corazón de la ciudad medieval, es un lugar que saciará todas vuestras preguntas y un buen punto de partida para conocer los vinos de esta zona, distribuida en tres territorios: Saint Emilion, Lussac Saint Emilion y Puisseguin Saint Emilion.
Esta casa creada en 1991, además de impartir cursos y cumplir la función de escuela, acoge a todo turista interesado en este tema. Incluye un espacio de exposición donde podemos aprender sobre los tipos de uva, la plantación, los cuidados de los viñedos… Pero también un entretenido “juego” llamado Table d’arômes -Mesa de los aromas- que consiste en levantar una trampilla, oler y adivinar la composición principal del aroma del vino. ¡Nos lo pasamos genial! ¿Os atreveis a poner a prueba vuestra sensibilidad por los aromas?
Table d’ arômes
Además, la casa del vino cuenta con una oferta de más de 400 referencias a precio de productor. Una verdadera tienda donde los ojos no saben ni dónde posarse,pero que por suerte tiene un personal muy cualificado para aconsejar sobre qué comprar.
Más información en: www.maisonduvinsaintemilion.com
¿Dónde podemos pernoctar, si viajamos en autocaravana o camper? Pues como respuesta no se nos ocurre nada mejor que “ENTRE VIÑEDOS”.
Sí, tal como suena. Pernoctamos como invitados de FRANCE PASSION en los viñedosChâteau de Rol, propiedad de Monsier Sautereau, en
la más absoluta paz y tranquilidad.
El amanecer nos brindó un precioso despertar entre viñas que nada puede superar. ¿Os lo podéis imaginar?
INFORMACIÓN SOBRE SAINT EMILION:
http://www.saint-emilion-tourisme.com/
MAPA DE VISITAS PARA DESCARGAR
Recien llegados de Saint Emilion y con un empacho “visual” de tanto vino y tanta botella, hemos preferido escribir una crónica sobre los dos grandes dulces que circulan en sus patisseries y restaurants como símbolo y estandarte de esta villa que tantos encantos culturales, paisajísticos, pero también gastronómicos exhibe. Nos referimos al canelé y al macaron.¿Os apetece?
El primero es un pastelito con forma cilíndrica de corteza tostada y estriada especialidad original de Burdeos.
Básicamente es una pasta blanda y tierna en su interior, perfumada con ron y vainilla, pero recubierta de una corteza más dura y oscura a causa del caramelizado. La pasta se elabora con harina, leche, huevos, mantequilla, vainilla, ron y azúcar de caña que una vez preparada, se vierte en unos moldes especiales, tradicionalmente de cobre , que además pueden ser adquiridos en algunas tiendas en las que propiamente venden estos dulces. Los moldes son untados con mantequilla, se ponen a cocer en un horno muy caliente durante diez minutos y después en otro a menos temperatura durante 40 minutos. Nosotros lo pudimos degustar con una estupenda taza de café en nuestra camper, lo cual le va genial teniendo en cuenta que el pastelito ya tiene suficiente azúcar, y aunque hay quien lo propone, nosotros no lo tomaríamos con un vino dulce. Recomendamos comprarlo en una pastelería de la cadena Lemoine; venden con diferencia unos de los canelé más exquisitos que hemos probado.
El segundo es un dulce especialidad de la propia villa de Saint Emilion. ¿Y quien o mejor dicho quienes son las responsables de tal exquisitez? La historia siempre se repite; Las monjitas de Sain Emilion. Su receta que data de 1620 pertenece en sus orígenes a las religiosas del convento de Las Ursulinas de Saint Emilion. El dulce posee una textura blanda y delicada de sabor a almendra. Es artesanal, originalmente sin colorantes ni conservantes y compuesto de almendras, clara de huevos y azúcar. Es ideal para acompañar un té, café o un chocolate caliente.
Hoy día, sin embargo, podemos encontrar decenas de variedades de este postre en versión multicolor, dependiendo de si está hecho con pistachos, frambuesa o incluso limón.
Nosotros nos inclinamos por probar los originales, de almendra, y los compramos en el convento de Les Cordeliers, aunque su producción la ostenta Nadia Fermmigier, sucesora de Madame Blanchez. Y es que la receta, después de las monjas Ursulinas pasó a manos de algunas familias de Saint Emilion que la han conservado y desarrollado hasta nuestros días.
Ambos dulces son exquisitos, pero si nos preguntaran con cual nos quedaríamos, sin duda elegiríamos de nuevo Le Canelé. Pero bueno, sobre gustos no hay nada escrito…Y no vamos a empezar nosotros ahora a hacerlo.
INFORMACIÓN: