Una escapada de otoño nos llevó a realizar un increíble viaje por el Perigord, una de las regiones más bellas del sudoeste de Francia. Disfrutamos de su rica gastronomía, nos perdimos en el bullicio de su mercado semanal y paseamos por sus encantadores pueblos de piedra y pizarra… Pero lo que más nos impresionó fue conocer los encantos del río Dordoña. ¿Vienes a recorrer los meandros de la Dordoña en familia?
Recorrido en kayak por el río Dordogne
Nuestra ruta de pueblos con encanto por el Perigord nos lleva hasta el bucólico enclave de la Roque Gageac, un coqueto pueblo fortificado situado entre una gran peña y la orilla del río Dordoña. Es justo en sus muelles donde se encuentra la base de descenso de Canoë-kayak Dordogne , la empresa con la que contratamos muestro descenso por el río de kayak en familia.
El alquiler incluía una canoa para tres(fue nuestra elección, pues hay varias combinaciones), chalecos salvavidas para cada uno, los remos y un bote donde llevar nuestros objetos personales, como la cámara de fotos, el almuerzo o las zapatillas.
Durante el recorrido, pudimos disfrutar de la paz del río, poco transitado e ideal para gozar con los colores del otoño reflejados sobre las aguas. Además, este descenso se ve salpicado por los castillos más chulos de la Dordogne: el de la Roque Gageac, el Castillo de Castelnaud la Chapelle, el castillo de Fayrac, el de Beynac, y por último, el de Les Milandes. ¡Qué maravilla poder observar estas cinco bellezas desde el mismo río!Y por si fuera poco, remando con tranquilidad y siendo sigilosos pudimos descubrir parte de la flora y la fauna del lugar: patos, cisnes, garzas y hasta vimos lanzarse en picado un hermoso martín pescador.
Vistas desde el río Dordogne de Castelnaud la Chapelle.
El recorrido que comienza en La Roque Gageac y finaliza en Les Milandes nos ocupó unas tres horas, aunque tenemos que decir que nos tomamos nuestro tiempo, y como no teníamos prisa, paramos en Beynac a almorzar disfrutando como nunca de nuestro lunes al sol.
Kayaks en Beynac
El regreso está muy bien organizado. Cuando llegamos a Les Milandes, el punto donde estaba indicado el final del descenso, los responsables encargados de transportarnos río arriba ya nos esperaban con la furgoneta para llevarnos de nuevo hasta La Roque Gageac.
La verdad es que nunca hubiéramos pensado que un descenso en kayak nos aportaría tanto: practicar deporte en un marco natural incomparable, relajarse en familia, disfrutar de los encantos que tiñen el paisaje de otoño, descubrir desde el respeto la naturaleza del lugar… ¿No os parece una experiencia imperdible para realizar en familia?
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