Miguel joaquin Eleizegi fue un personaje real que nació y vivió a mediados del siglo XIX en Altzo, Gipuzkoa. Se hizo conocido por el descomunal tamaño que alcanzó. Con el tiempo, pasó a formar parte de la historia y cuentos populares como Altzoko Handia –El Gigante de Altzo- . Para conocer mejor a este increíble personaje, que a pesar de parecer sacado de alguno de los cuentos de Perrault fue una persona de carne y hueso, se ha creado un Centro de Interpretación y un recorrido por los lugares de Altzo que aun guardan y nos cuentan parte de su dramática historia. ¿Quieres conocerlo?
Recorridos para visitar los lugares historicos relacionados con Altzoko Handia : El tramo de color rojo nos indica el recorrido largo y el tramo color amarillo nos indica el recorrido breve.
El paseo parte de la plaza del pueblo. En el restaurante Segoretxe podéis coger los folletos que os guiarán por el camino. La primera parada nos lleva hasta el caserío natal de Miguel Joaquin, Ipintza baserria. Allí podemos ver una talla en piedra del personaje realizada por Juanito Lopez en 1968 y una abarca de tamaño original. Si elegis el camino largo (rojo), como fue nuestro caso, subiréis y bajaréis por los bosques de Altzo Azpi, parte baja del pueblo.
Allí encontrareis la iglesia de San Salvador en cuyas paredes de piedra veréis con gran asombro las muescas cinceladas por el cura para tomar las medidas del Gigante de Altzo. Más adelante, se encuentra el molino y desde ahí una pronunciada pendiente os conducirá cuesta arriba hasta la ermita Santa Bárbara. Junto a ella se encuentra otra talla de piedra en tamaño natural. No olvidéis poneros junto al gigante, sacaros una foto y reiros de lo minúsculos que os veis. desde ahí regresamos hasta la plaza. Después del paseo, es buen momento para tomar un caldo en Segoretxe.
Miguel Joaquín Eleizegi nació en 1818 en el caserío Ipintza de Altzo Azpi, un barrio de Altzo. Fue el cuarto de nueve hermanos, todos ellos de medidas físicas corrientes. Pero tras cumplir 20 años Miguel creció desmesuradamente en poco tiempo y esto le causó mucha vergüenza y rechazo. Dicen que era un hombre delgado y bien proporcionado, aunque su tamaño le hacia avergonzarse. Un buen hombre, humilde y trabajador al que le gustaba el tute y de vez en cuando jugar a escondidas a la lotería.
Miguel Joaquin Eleizegi crecía y crecía a causa de la enfermedad que desarrolló: acromegalia (gigantismo). Cada vez que regresaba de algún viaje estaba más grande, por eso el rector de la iglesia San Salvador junto con algunos de sus amigos medían y marcaban con cinceles la altura y la anchura del gigante en la pared de la iglesia, donde hoy día pueden verse aún.
Es increíble comprobar el tamaño de algunos de los objetos que Miguel Joaquín, El gigante de Altzo, utilizaba: una silla de 64 cm, guantes de 33cm, abarcas del número 63… Fue sin duda el hombre más grande de Europa en su época, por eso muchos de estos objetos se pueden ver en el Museo de San Telmo, en Donostia.
Sin embargo, hubo quien supo ver en él un filón, como el norteamericano Phileas Taylor Barnum , que consciente de la admiración que causaba en sus idas y venidas a Tolosa quiso aprovechar sus cualidades para mostrarlo como una rareza ante el mundo. Así con 29 años, firmó un contrato que le llevó a viajar y mostrarse ante los reyes de media Europa como “Euskal Erraldoia” – El Gigante Vasco-, tal como recogen algunos grabados de la época . Además, en estas exhibiciones a menudo era disfrazado para causar, si cabe, más asombro. Unas veces se vistió de general de la armada española, otras de turco…
Altzoko Handia, nuestro gigante, fue una persona atormentada por sentirse incomprendido en este ir y venir de viajes y exhibiciones ante ojos indiscretos. Continuó creciendo hasta su muerte con 43 años de edad y alcanzó una medida de 2’42m .
Murió en 1861 afectado de tuberculosis de pulmón en su pueblo natal. Pero no termina ahí su historia, porque cuentan en el pueblo que llegaron unos etnólogos para llevarse sus huesos, pero la familia se negó. La cuestión es que al poco tiempo los huesos desaparecieron , robados según cuentan… ¿Dónde estarán? Hay quien sospecha que quizá en un laboratorio de Londres esperando descifrar el misterio de Altzoko Handia.
Sea como fuere, la historia del Gigante de Altzo, lejos de perderse en el olvido, ha tomado fuerza en los últimos años tras la realización del genial film “Handia”, película dirigida por Jon Garaño y Aitor Arregi en 2017 y ganadora de los Premios Goya y Premios Feroz de la edición 2018.
¿Conoces alguna historia parecida? Escríbenos y cuéntanosla… Que no caiga en el olvido.
La verdad que no he tenido ocasión aún de ver la película, pero me habéis tenido pegada al ordenador descubriendo la historia de este personaje!
Un buen plan para un fin de semana! Nos lo apuntamos, Gracias!
Me alegro de que te haya gustado, es una historia apasionante, en mi opinión. ¡Un abrazo!
Gracias a vuestro sitio he descubierto que la historia de «el gigante de Altzo» podría ser también la de Fermín Arrudi, a quien por Aragón conocemos como «el gigante de Sallent».
Nacido en 1870, también viajó por toda europa, américa, e incluso áfrica llegando a participar en la Exposición Universal de Paris de 1900. En sus exhibiciones tocaba varios instrumentos y cantaba jotas.
Algunos aseguran que llegó a medir 2,4 metros aunque lo que parece probado es que con 25 años medía 2,30.
Como Miguel Joaquín, Fermín también murió con 43 años.
Aprovecho para felicitaros por vuestro sitio. He estado leyendo unas cuantas entradas y me habéis dado un montón de ideas para futuros viajes (eso sí, en mi caso en moto).
Saludos
Aupa, Gsus! Nos alegramos de que la información te resulte interesanete y lo mismo nos vemos en la carretera… Salud y kilómetros!