Enclavado en la comarca de Busturialdea, Bermeo se descubre ante el viajero con su sencillez de pueblo pesquero, de mujeres y hombres con carácter, que lucharon por salir adelante en el duro oficio de la caza de la ballena, primero en las Costa Vasca y después en la lejana Ternua. Acompáñanos a descubrir los rincones de este precioso antiguo pueblo ballenero.
Comenzamos nuestro paseo por esta villa marinera atravesando Sanjuanportale– Puerta de San Juan- La única puerta que queda en pie de la muralla que rodeaba la antigua población de Bermeo. En la cara interna de la puerta podemos observar un pequeño altar de color rojo dedicado a San Juan Degollado y en una piedra del suelo, la horma del pie de San Juan, pues según cuenta la leyenda, San Juan llegó desde allí a Gaztelugatxe en tres grandes zancadas; la tercera se encuentra en los últimos peldaños de la subida a la ermita.
Cerca encontramos también unas estatuas de bronce en honor a las sardineras, esas que caminaban descalzas, para no gastar alpargatas, vendiendo de casa en casa las sardinas recien pescadas por los arrantzales (pescadores).
Descendemos por Doniene kalea, la calle donde se encuentran las casas más antiguas de Bermeo, estrechas, altas y coloridas.El suelo empedrado nos lleva en breve hasta la plaza principal de Bermeo, Sabino Arana Goiri, donde se respira un ambiente un tanto festivo, ya que nos encontramos el kiosco de música rodeado de txoznas y terrazas. Los ojos se nos van volando a La Casa Consistorial, es un espectacular edificio que fue construido en 1732 en piedra de sillería y estilo neoclásico. Por desgracia, tras el incendio sufrido en 2013, uno de los mayores registrados en Bizkaia en tres décadas, apenas queda una preciosa fachada en pie, sin interior, ni tejado.
Continuamos bajando hasta desembocar en el parque Lamera, donde nuestro txiki disfruta un buen rato. El parque Lamera se encuentra junto al agua, y de allí al ballenero Aita Guria hay solo un paso.
Aita Guria es la réplica de un barco ballenero que acoge el Centro de Intrepetación de la pesca de la ballena en el siglo XVII. A pesar de ser una réplica y haber sufrido los sinsabores del viento, goza del encanto de estar amarrado al puerto.
Además, sus vistosos interiores construidos en madera oscura y la decoración marinera de útiles, ropajes y antiguas herramientas de la época hacen que viajemos al 1600.
Resulta ser una fascinante visita donde descubrimos porqué este pueblo pesquero vasco decide cruzar el Atlántico arriesgando la vida una y otra vez, cuál es la repercusión económica en la villa, cómo se las arreglaban durante los largos viajes y muchas curiosidades más que el guía nos va narrando con gran naturalidad y entusiasmo. Una visita imprescindible para comprender el Bermeo de hoy en día.
Tras la visita al ballenero nos vamos a pasear por el Portu Zaharra- Puerto viejo- que nos embriaga con su colorida paleta de espigadas casas asomadas al mar. Seguramente, siguiendo a esa universal costumbre marinera de pintar las casas de los pescadores de colores, así cuando se iban acercando al puerto las identificaban desde el barco.
El puerto guarda muchas sorpresas y la primera con la que nos topamos en nuestro lento caminar son Las Dos Fuentes.
Datan del siglo XVI y son las más antiguas de Bizkaia. Hasta 1827 fueron el lugar de abastecimiento principal para la zona del puerto y los barcos, así como el lugar donde se limpiaba el pescado, las redes… Desgraciadamente, se secaron a causa de un terremoto.
El paseo del puerto, además, nos brinda la oportunidad de conocer in situ algunas de las obras de reconocidos escultores e hijos de esta villa como Enrique Zubia y Nestor Basterretxea.
“Azken olatua, azken arnasa”- la última ola, el último suspiro – Representa un pescador que naufraga en el mar, llega a tierra y lo encuentran un niño y su perro.Es una escultura en honor a las personas que han dejado sus vidas en el mar.
«Olatua»– La ola- es una impresionante escultura de 8m de acero oxidado que representa una gran ola…Tendrá algo que ver con la leyenda bermeotarra de Matxin el arrantzale y la sorgiñe que se convierte en ola?
Por último encontraremos “Itzulera” – El regreso- de Castro Solano.-Una escultura que representa a un pescador que lleva a su hijo de la mano.
Pero, ¡nos ha entrado hambre! Y es que el puerto además de ser un lugar ideal para pasear es el lugar preferido de los bermeotarras para tomar unos pintxos con una botella de sidra o txakoli.
De regreso al area de autocaravanas, subir desde el puerto por Baztarre es algo que no podíamos perdernos. Este improvisado mirador nos regala unas magníficas vistas sobre la costa, pero sobre todo sobre Izaro, una codiciada isla que, una vez al año, se disputan las villas de Bermeo y Mundaka.
Enseguida llegamos hasta Erzilla dorrea- La Torre Ercilla-una torre medieval del siglo XV que perteneció a la familia Ercilla y Zuñiga. Hoy día alberga el Museo de los Pescadores. Es una visita imprescindible para conocer y entender la vida y evolución de Bermeo como pueblo pesquero, complementaria a la visita de Aita Guria. El museo, en cinco plantas, nos descubre los modos de vida de antaño de los pescadores y sus familias, las técnicas de pesca utilizadas durante siglos y la construcción de barcos, entre otros temas.
Terminamos nuestro paseo internándonos por las calles del Bermeo antiguo, estrechas y coloridas calles donde Ipar haizea, el viento norte, azota las esquinas. Aún nos parece oir la voz de los arrantzales vascos gritar:
-Balea!! Goazen traineruetara!!
-Ballena!! ¡Vamos a las traineras!!
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